La maestra María, dividió a sus estudiantes en dos grupos; uno de niñas y el otro de niños. Ambos tenían una tarea que completar: dibujar un hermoso sol, con una cara muy sonriente y unos
rayos fuertes.
Pero, había una condición: las niñas solo podían utilizar líneas curvas para construir el dibujo, y los niños hacerlo con líneas rectas.
Pero, había una condición: las niñas solo podían utilizar líneas curvas para construir el dibujo, y los niños hacerlo con líneas rectas.
A las niñas les quedó muy linda
la cara del sol, redondita con unos ojos hermosos y expresivos, y una boca muy
sonriente. Intentaron de mil maneras hacer los rayos largos y fuertes, pero tan
sólo consiguieron que el sol quedara como un girasol.
El sol de los niños tenía unos
rayos muy derechitos que parecían funcionar muy bien, pero no logró ser
redondo, puntas le sobraban por todos lados. De la sonrisa del sol…ni hablar,
siempre puntiaguda y parecía estar malhumorado.
Después del intento, la maestra, propuso a la clase dibujar entre todos el sol. Las niñas pintarían lo que necesitara líneas curvas y los niños las rectas. Fue un trabajo un poco
más lento, ya que cada uno tenía que hacer una parte del dibujo y esperar su
turno para hacerlo.
Al final de la clase... ¡Un hermoso
sol apareció!
© 2014 Liliana Mora León
Imagen: http://all-free-download.com
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